Cuando me estoy preparando para visitar a mi papá en el hospital podría estar diciendo: “Quiero estar con mi papá, que está herido, pero necesito que me apoyes”. Si soy un niño que se siente atormentado enseguida o si soy un niño muy activo y ruidoso, esa es mi personalidad, mi manera de ser. Tal vez sea mejor que me quede con un adulto de confianza en vez de ir al hospital. Si decides llevarme contigo para visitar a papá en el hospital, primero pregúntale cuál es el mejor momento para que yo vaya. Averigua si me permiten ir, ya que en algunos hospitales no se permiten visitas de menores. Puedes ayudarme a prepararme explicándome de antemano, con palabras claras y sencillas, lo que es probable que vea, oiga, huela y sienta. Trata de organizar la visita en un horario en que yo esté bien descansado y ya haya comido. Lleva un bolso con el biberón o mi taza, una bebida, algo para comer y juguetes que no hagan ruido. Ayúdame a hacer un dibujo o a practicar una canción para cantarle a mi papá herido. Si vas a quedarte mucho tiempo, pídele a alguien de confianza que venga con nosotros para que me lleve afuera a jugar o a casa cuando ya no quiera quedarme ahí.
