Aunque todavía soy muy pequeñito, puedo oír tan bien como un adulto desde el nacimiento. Tú me puedes ayudar a prestar atención a los sonidos. Me gusta saber de dónde viene el sonido y trataré de seguirlo con mis ojos y cuando sea más grande lo seguiré con mi mente y cuerpo. Háblame cuando camines por la habitación. Pon música en un aparato portátil o mueve un sonajero de un lado a otro mientras alguien me habla.