A veces me da miedo ir a un lugar grande donde hay muchos extraños, especialmente si veo a personas enfermas o que sufren. Si no estoy listo para eso, déjame con un adulto de confianza para que no me sienta abrumado. No todos los niños pueden manejar bien una visita a un hospital, y no todos los hospitales permiten las visitas de niños. Si el hospital permite visitas de niños y vamos a visitar a un ser querido, dime antes lo que es probable que vea. Primero, controla tus propias emociones. Tú eres mi guía de quien aprendo lo que debo sentir. Si estás angustiada, yo también voy a estar angustiado. Puedes ayudarme a prepararme para la visita leyendo libros sobre la visita al hospital antes de que vayamos. Explícame que los médicos y las enfermeras ayudan a la gente a sentirse mejor. Dime si es probable que vaya a ver algo fuera de lo común. Incluso podrías mostrarme fotos de mi ser querido en el hospital antes de ir y explicarme si tiene vendas, si está recibiendo medicamentos o si está usando equipo especial. Cuando vayamos al hospital, no olvides llevar mi bolsa de juguetes para que pueda quedarme quieto un rato, pero ya sabes que no voy a poder quedarme quieto durante mucho tiempo y que voy a querer corretear y subirme a los muebles. Pídele a alguien que nos acompañe para que pueda sacarme un rato a jugar o planifica para quedarte solo unos minutos. Si me asusto, llévame afuera y dime que todo está bien. Dime que tú y mi ser querido que está en el hospital siempre van a quererme, y entiende que esto no es fácil para mí.